Taller de Escritura Vivencial: breve historia y lanzamiento 2022
- Claudia Maiocchi
- 12 feb 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 26 feb 2022
No se trata sólo de contar vivencias, sino además de hacer de la escritura en sí una vivencia transformadora. Y un hábito. Estamos hechos de historias, como decía Galeano. Aquí, la de nuestros TEV, que muy pronto vuelven renovados.
Había perdido mi último empleo y, en buena medida, el rumbo. Durante meses no pude escribir nada, salvo aquella carta de lectores que publicó La Nación y resultó reparadora: hablaba del #MeToo que me tocó atravesar pasados los cincuenta.
Me reencontré con las palabras de la mano del escritor Juan Carlos Kreimer, en Fundación Columbia. Meses más tarde me ofreció oficiar de asistente en la coordinación de esos mismos talleres. Una cosa llevó a la otra: una compañera, Ceci Sagasti, me presentó en La Posada del Ser, de Martínez. En ese espacio luminoso nacieron los TEV con modalidad presencial:


Apenas comenzaba a armar el primer grupo y a tomar algunos alumnos particulares cuando la pandemia nos empujó a recluirnos. Y reinventarnos. Siempre con la ayuda de los afiches que diseña mi hija María Eugenia del Rosal, el espacio pasó a modalidad virtual, creció y se diversificó. Primero, trabajamos con un concepto que se resignificaba y ganaba relevancia ante la amenaza del Covid:

¿El grupo fundacional? Marilú Ciapponi, Marcela de Aracama, Mirta Bolognesi, Delia Dubroff, Esther Vázquez, Néstor Verdinelli. Hay trabajos y opiniones de varios de ellos en este blog... Comenzaron también algunas tutorías personales: Maia Callis, Diego Arando, María Boneo. Más adelante, ya en otros grupos, Miguel Ángel Mantecón, Silvina Apfelbaum, Arahati Yasky, Jorge Eugenio Hernández, Gabi Ferrández... Mientras tanto, continúo asistiendo a Juanca con sus grupos (¡Imposible nombrarlos a todos! Aprendí tanto de cada uno... Muchos, compañeros y amigos hasta hoy). Por fin lo tan soñado: ahora me dedico a la escritura y la combino con la docencia, mi profesión de base.
En 2021 el concepto surgió de la constatación de que muchos deseamos escribir... y lo postergamos infinidad de veces. Yo misma me había pasado los últimos veinte años escribiendo... para otros (comunicación institucional, periodismo, gestión editorial). Pero la vida es hoy. Este es mi momento. Y también el tuyo:

A escribir se aprende escribiendo. No hay otra. La maravilla surge cuando descubrimos que, al trabajar un texto, llegamos inclusive más allá de la idea inicial. Amasamos las palabras como se amasa el pan (diría Leila Guerriero), hasta que en un momento dado comprendemos que las palabras tienen vida propia. Y se echan a volar.

Este año, Dios mediante, combinaremos las clases virtuales con algunos encuentros presenciales, tanto en Buenos Aires como en Colonia del Sacramento (ROU).
Aprender. Ser felices. Dejar huella. ¿De qué otra cosa va la vida? Entonces ya no importa si contamos situaciones que pasaron "de verdad" o nos zambullimos en la deliciosa mentira de la ficción o la poesía, que nos susurran al oído aquello que no sabíamos que sabíamos. Nos volvemos canales de mensajes que nos va soplando el viento.

Toda mi gratitud a Juanca Kreimer, maestro y amigo. Y a Euge, hija amada, que sigue acompañando cada paso con sus afiches y flyers.
Y vos, ¿tenés ganas de sumarte? Mandame un Wapp o escribime (en los afiches, los datos). Hay también propuestas de jornadas acotadas para organizaciones sociales, escuelas, empresas... Me quedo aquí. Preparando nuevos materiales y esperándote... mientras escribo.
CM
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